Una mujer haitiana se entregó a las autoridades tras confesar haber envenenado a al menos 40 presuntos miembros de una banda criminal, quienes operaban en su comunidad, en la localidad de Kenscoff, cercana a Puerto Príncipe. Según medios locales como Noticias Kominotek, la mujer habría utilizado aceite de oruga —un pesticida agrícola altamente tóxico— para contaminar empanadas que ofreció a los integrantes del grupo armado, provocándoles convulsiones y, en la mayoría de los casos, la muerte por falta de atención médica.
La responsable del hecho afirmó haber actuado sola y explicó que su decisión surgió como respuesta a meses de violencia e intimidaciones por parte de los pandilleros, quienes habrían estado extorsionando y amenazando a residentes del sector desde enero. Luego de ver los efectos de su acción, la mujer abandonó su vivienda por temor a represalias y posteriormente se entregó a la policía. Hasta el momento, las autoridades no han definido su situación legal ni han revelado más detalles del proceso judicial.
Este caso ha generado un intenso debate en la opinión pública haitiana, dividida entre quienes condenan el acto como una masacre y quienes lo ven como un acto de desesperación ante la inseguridad generalizada. Haití enfrenta una de las peores crisis de violencia en su historia reciente. Según la ONU, más de 1.500 personas han muerto este año por causas relacionadas con bandas armadas, y cerca del 85 % de la capital está bajo su control. La situación ha generado una emergencia humanitaria con decenas de miles de desplazados y un alarmante incremento de abusos, incluidos casos de violencia sexual contra menores.
