“No sé si nos estarán engañando”: El valiente testimonio de una madre en busca de reconciliación

Durante una breve entrevista con los exparamilitares, Mónica hizo lo impensable: les contó directamente su historia.

En el bullicio propio de la instalación oficial de una mesa de diálogo territorial en Córdoba, Mónica Cardona ajusta nerviosamente la camiseta que lleva puesta. El diseño, creado por su hija, muestra cuatro palabras que han comenzado a cobrar un nuevo significado en su vida: “Perdón, paz, reconciliación y diálogo”. Esta defensora de derechos humanos de Medellín recorrió kilómetros desde Antioquia, para enfrentar un momento que jamás imaginó: estar cara a cara con quienes podrían haber sido responsables de convertirla en víctima.

“En el 2004 mataron al papá de mi hija, cuando estaba súper horrible la ciudad de Antioquia”, relata con una voz que fluctúa entre la firmeza y la fragilidad. Sus ojos verdes, que han derramado lágrimas durante casi dos décadas, ahora observan atentamente a Salvatore Mancuso y Carlos Mario Jiménez, alias “Macaco”, excomandantes paramilitares sentados a pocos metros de distancia.

El encuentro forma parte de una iniciativa que reúne a víctimas y victimarios en un mismo espacio. Para Mónica, la decisión de asistir no fue sencilla. “Uno tiene que creer y darle una segunda oportunidad a las personas”, explica, aunque inmediatamente reconoce su escepticismo: “No sé si nos estarán engañando o es verdad que ellos nos quieren ayudar”.

Durante una breve entrevista con los exparamilitares, Mónica hizo lo impensable: les contó directamente su historia. Ellos respondieron que estaban allí “para reparar a las personas”. Esta promesa, aunque recibida con cautela, ha sembrado una semilla de posibilidad en su corazón.

“Estoy en proceso de perdonarlos, por eso me les acerqué”, confiesa, subrayando cada palabra con el peso de quien sabe que el perdón no es un acto instantáneo sino un camino arduo. “Es duro”, añade, en quizás el mayor subestimado del año.

La camiseta diseñada por su hija se ha convertido en un símbolo personal de su travesía hacia la reconciliación. No representa un perdón ya otorgado, sino la voluntad de intentarlo. “Por eso estoy aquí, yo soy muy imparcial”, insiste Mónica, como justificando ante sí misma su presencia en este espacio donde víctimas y victimarios buscan, entre tensiones y desconfianzas, escribir un nuevo capítulo en la dolorosa historia del conflicto colombiano.

“Dios nos dio oportunidades y nos ha dado muchas oportunidades”, reflexiona. En sus palabras resuena la difícil pregunta que enfrentan miles de víctimas en Colombia: ¿es posible perdonar lo imperdonable?

  


¿Tienes historias sobre Montería?

Comparte tus experiencias o perspectivas únicas en forma de historias y forma parte de nuestra narrativa, únete a nuestro equipo de creadores de contenido y contribuye a dar forma nuestra cultura raizal.