Los países con mayores niveles de desarrollo y bienestar social, poseen modelo educativos incluyentes y equilibrados en todos sus niveles; permitiendo a la educación superior, que lleguen los mejores en términos de talentos y capacidades; con ello, la formación de élites académicas, social y política. Lo anterior, como resultado de procesos formativos desde la primera …
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Pruebas Estandarizadas: ¿Medición De Calidad O Desigualdad?

Los países con mayores niveles de desarrollo y bienestar social, poseen modelo educativos incluyentes y equilibrados en todos sus niveles; permitiendo a la educación superior, que lleguen los mejores en términos de talentos y capacidades; con ello, la formación de élites académicas, social y política. Lo anterior, como resultado de procesos formativos desde la primera infancia, hasta la educación superior.
En cambio, en nuestro país persistimos en la universalización de la educación superior, sin corregir los desajustes sociales y educativos; construyendo un modelo educativo que representa las asimetrías e inequidades sociales. En medio de este desajuste social, el sistema educativo; en particular, la educación superior, debería responder a la formación y transformación del talento humano joven. La universidad pública, no forma ni reproduce las elites económicas y políticas históricamente existentes; sino que la responsabilidad social ha sido formar académica, científica y humanamente una elite joven; perteneciente a los sectores sociales excluidos y marginados; en esto consiste el poder transformador de la educación superior.
Un indicador para evaluar y pensar lo anterior; son las pruebas Saber Pro aplicadas a los estudiantes de últimos semestres de las universidades; sistema de evaluación que ha venido siendo utilizado para medir y competir sobre la calidad del proceso formativo entre las instituciones de educación superior.
Además de lo anterior, existen las Prueba Saber 11, aplicadas anualmente y, utilizada como instrumento de evaluación estandarizada para medir por parte del Estado, la calidad educativa ofrecida a quienes terminan la educación media y requisito de ingreso a la educación superior. Aunque la prueba permite pensar y mejorar los procesos de formación y repensar el tipo de ciudadano que estamos formando; muy pocos son los avances alcanzados. El Estado estandariza ambas pruebas de conocimiento; sin corregir las asimetrías regionales, sociales, económicas determinantes y condicionantes de donde somos formando; convirtiendo las pruebas en un instrumento para medición de desigualdad educativa y social.
En consecuencia, han convertido las pruebas Saber Pro, en un ejercicio pragmático e instrumental, desconociendo los fines esenciales de la educación; conduciendo a los estudiantes a responder preguntas fuera de contexto; una tendencia progresiva y dominante impuesta como forma de competencia y medición de calidad entre instituciones educativas. Una calidad entendida como resultados; que excluye procesos y realidades; las pruebas Saber Pro, caminan en esta dirección.
Las pruebas como instrumento de evaluación estandarizada, continúan siendo ineficientes para mejorar el nivel educativo del país, de acuerdo con las competencias genéricas evaluadas: lectura crítica, razonamiento cuantitativo, competencias ciudadanas, comunicación escrita e inglés. El puntaje promedio alcanzado por los estudiantes evaluados en las pasadas pruebas Saber 11, fue de 257 puntos, sobre 500, donde más de la mitad de estudiantes evaluados están por debajo del puntaje promedio; reafirmando la persistencia de brechas de calidad educativa entre instituciones de educación pública y privada; regiones del país, zonas urbanas, rurales y ruralidad dispersa.
Desigualdades presentes en los distintos ciclos de vida y niveles educativos; inclusive, la educación superior evidencia la acumulación de estas prevalentes asimetrías. En las universidades encontramos jóvenes que ingresan con buenos puntajes del ICFES; pero, con falencias en lacto-escritura, matemática, lectura crítica e inglés. Además, las pruebas aún desconocen las persistentes limitaciones para garantizar a niños, niñas y jóvenes el acceso y permanencia en la educación; en particular, en las zonas rurales; es muy preocupante que en la educación media, la brechas de acceso de los grupos más vulnerables de la población; aproximadamente uno de cada cinco jóvenes 20% entre 16 y 22 años, abandonan la educación media sin completarla; situación que empeora en las zonas rurales; donde el 38% de los jóvenes abandonan el sistema educativo antes de terminar la secundaria; y más de la mitad de los estudiantes que finalizaron el grado 11, no logran el tránsito a la educación superior.
Por consiguiente, las pruebas Saber Pro, deben ser instrumentos para evaluar y mejorar el sistema educativo; contribuyendo en la toma de decisiones por parte del Estado; de esta forma, cerrar brechas sociales y educativas, y, no solo para medir y competir en calidad educativa.
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