Antes de brillar en la MLB, Shohei Ohtani desafió los límites en Japón, dominando como lanzador y bateador con los Hokkaido Nippon-Ham Fighters. Leer
Antes de convertirse en la sensación de las Grandes Ligas con su talento sin precedentes como lanzador y bateador, Shohei Ohtani ya había dejado su huella en el béisbol japonés. Su paso por la Nippon Professional Baseball (NPB) con los Hokkaido Nippon-Ham Fighters fue el preludio de una carrera que desafiaría los límites de lo posible en el diamante.
En 2013, Ohtani debutó con los Fighters a los 18 años, presentándose al mundo como un talento fuera de serie. Mientras la mayoría de los jugadores se especializaban en una sola faceta del juego, él desafió la tradición al destacarse como lanzador y bateador, algo prácticamente inédito en el béisbol profesional japonés.
Su impacto fue inmediato: en su año de novato, logró un récord de 3-0 como lanzador y comenzó a demostrar su poder con el bate. Pero su evolución apenas comenzaba. En 2014, su recta alcanzó 162 km/h (101 mph), estableciendo un récord en la NPB para un lanzador japonés y enviando un mensaje claro: el béisbol estaba viendo el nacimiento de un talento generacional.
El punto culminante de su paso por Japón llegó en 2016, cuando Ohtani llevó a los Fighters a ganar la Serie de Japón, el equivalente japonés a la Serie Mundial. Su impacto fue devastador: efectividad de 1.86, récord de 10-4 y 174 ponches en 140 entradas como lanzador, combinado con un promedio de bateo de .322, 22 jonrones y 67 carreras impulsadas como bateador.
Esa temporada le valió el MVP de la Liga del Pacífico y el reconocimiento de la prensa y fanáticos como una verdadera superestrella. No solo fue elegido en el equipo ideal de la NPB, sino que lo hizo en dos posiciones distintas: lanzador y bateador designado, algo nunca antes visto.
Después de cinco temporadas con los Fighters, Ohtani sabía que su destino estaba en la MLB. En 2017, con apenas 23 años, decidió dar el salto al béisbol estadounidense, con los mejores equipos de Grandes Ligas peleando por su firma.
Su paso por Japón no solo sirvió como trampolín para su carrera en la MLB, sino que también consolidó la idea de que un jugador podía sobresalir en ambos lados del juego. Lo que Babe Ruth hizo en su época, Ohtani lo llevó a otro nivel en el béisbol moderno.
Hoy, con los Los Angeles Dodgers, sigue rompiendo récords y redefiniendo lo que significa ser un jugador de béisbol. Pero todo comenzó en Japón, donde una joven promesa se convirtió en un fenómeno global.
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