La mañana del miércoles 23 de abril parecía una más en la vida del subintendente Yeiner Morelo. Uniformado de vocación, pero líder comunitario por convicción, había regresado a su natal Lorica, Córdoba, a disfrutar de unos días de descanso junto a su familia. Nadie imaginaba que esa jornada quedaría marcada por el horror y también por el milagro.
Era media tarde cuando Yeiner salió a recoger a su hija de tan solo seis años del colegio. Se desplazaba en su moto por el barrio Nuevo Oriente, cerca del sector Chimalito, cuando la maldad de otros le tenían un plan que gracias a Dios no tuve el fin que aquellos de sangre fría le había preparado.
Dos hombres en motocicleta se acercaron, lo interceptaron por la espalda y sin mediar palabra dispararon. Dos impactos de bala cayeron sobre el subintendente. La escena quedó envuelta en gritos, caos y una niña testigo de lo impensable. Milagrosamente, la pequeña resultó ilesa. Fue ella quien vivió, en carne viva, la crudeza del llamado “plan pistola” que azota a los miembros de la Policía en varias regiones del país.
Morelo, herido pero consciente, sacó fuerzas desde el fondo de su humanidad. No esperó ambulancias ni auxilios: él mismo, se sostuvo y llegó por sus propios medios a la Clínica La Trinidad. Allí lo estabilizaron antes de trasladarlo a Montería. La noticia del atentado corrió por las calles de Lorica como un rayo de angustia. No solo por el ataque, sino porque la víctima era Yeiner: el mismo que ayudaba en los barrios, el que escuchaba a la gente, el que creía en el servicio más allá del uniforme.
Palabras de agradecimiento y mensaje a las madres por parte de Morelos
Días después, desde una cama de la Clínica CUMIT de Montería, su voz volvió a resonar, no con gritos ni quejas, sino con gratitud. El domingo 11 de mayo, en pleno Día de las Madres, Yeiner envió un mensaje grabado desde su habitación. Agradeció el apoyo y felicitó a las madres, incluyendo a la suya, esa que seguramente volvió a parirlo con lágrimas y oraciones cuando supo del atentado.
“Quiero por medio de este audio agradecerle a todos los que se preocuparon por mi, me colocaron en cadenas de oraciones, a los que doblaron rodilla por mi pronta recuperación, y a todos los que han estado pendiente de mi de mi recuperación. Y aprovecho también para enviarle un mensaje a todas esas mamitas lindas que Dios las guarde cada día, en especial a mi madre a quien le mando un abrazo gigante. Ella es todo para mi”, dijo el Subintendente Yeiner Morelo.
Hoy su recuperación avanza, y su testimonio se levanta como una denuncia viva de la violencia, pero también como una prueba del amor inquebrantable de un padre, de la fortaleza de un policía con alma de líder, y del milagro que hizo que una niña de seis años volviera a casa con vida.
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